Montones de veces me encuentro en esa tesitura. Tener la paciencia necesaria que sólo sabemos poseer los apasionados ajedrecistas. También la tenacidad suficiente para soportar esos momentos y no desfallecer en el intento… .
Pues como este hobby del ajedrez es tan variado, siempre surge algo por hacer mientras tanto… .
En este caso me he entretenido leyendo viejos Semanarios “64”. Han sido, son y serán un auténtico caldo de cultivo para el mundo del ajedrez.
Ojeando uno del año 1969 me encontré con la bonita partida que sigue del Campeonato de la U.R.S.S. de 1969 que terminó ganando Tigran Petrosian (su “canto de cisne” tras perder el Campeonato del Mundo) en un match de desempate ante otro león del ajedrez, el GM Lev Polugaievsky.
Confieso que la partida que sigue me pareció apasionante a simple vista: Misha Tal entregando una pieza en una posición tremendamente compleja.
Desde luego tal cosa, rara no era, pero eso sí, en todos los casos ¡apasionante!.
Hasta el punto de que tuve rápidamente que recurrir a otro módulo distinto para que me explicara sobre la marcha lo que luego me dijo ya con más calma… .
Cuando he terminado de realizar la crónica que sigue, he visto que Tal también seleccionó esta partida para su propia colección de su conocida y aclamada autobiografía. Sin embargo, la comentó ligeramente… .
Claro. Hay que entender a Tal. No le mereció la pena profundizar en ella. Seguro que pensaba (y con razón) que de hacerlo se iba a meter en un pantano… .
Llegó el momento de deleitarnos todos con esta obra maestra. Tiene muchos errores, pero creo que nos dice a los seres humanos cuál debe ser la pauta de comportamiento.
¡Cuánto más compliques una partida, más posibilidades tendrás de perderla, pero también más posibilidades tendrás de confundir a tu rival!.
Al menos ya tienes algo ganado. Tú antes del encuentro vas con esa predisposición a jugar. El, por otra parte, ¡ni se lo espera!.
Y ya sabemos que el que da primero, da dos veces.
Angel Jiménez Arteaga
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