viernes, 13 de junio de 2008

Victor Moskalenko: “El ajedrez ayuda mucho a saber cómo funciona el mundo

Victor Moskalenko: “El ajedrez ayuda mucho a saber cómo funciona el mundo”
¿Juego o deporte? Todos lo conocen y muchos le reconocen su valor pedagógico. Pero pocos dominan de verdad el juego. De origen incierto, el ajedrez fue concebido como juego de guerra y estrategia para adelantarse a los movimientos del adversario. Pero poco a poco, se ha convertido en una herramienta aplicable a cualquier ámbito de la vida: empresa, política… Garry Kasparov, el último gran campeón del ajedrez, acaba de publicar “De cómo la vida imita al ajedrez”. Una gran verdad, sin duda.
¿El ajedrez es un juego o un deporte?Éste es un tema filosófico pero también muy práctico. Cuando estás jugando un torneo, en primer lugar es un deporte porque hay una clasificación final pero también, cuando estás en una partida también es un encuentro, un desafío dónde tienes que mostrar tus mejores habilidades creativas y también todos tus conocimientos. Podemos decir que también es un arte. Se asemeja a un juego en que dependes de ti mismo, dónde sí influyen muchos factores psicológicos. Es mucho más rico que una simple partida de cartas. Hay estrategia, hay tácticas, el juego de tu rival…
Muchos pedagogos han defendido la inclusión del ajedrez dentro de los planes de estudio ¿Qué es lo que aporta en la formación de un niño?Esto proviene del origen del ajedrez. Antes no era un deporte. En su origen el ajedrez era un juego de reyes y estaba concebido para mejorar las habilidades personales. Si un niño comienza a jugar al ajedrez, todas sus cualidades se multiplican exponencialmente y por eso son los mejores alumnos. No es algo que esté asegurado, pero la mayoría desarrolla gran capacidad, desarrolla su cerebro, la mente y la memoria.
Entonces, el ajedrez es sólo para listos.No es cierto. Hay idiotas que son campeones. La magia del ajedrez radica en que hay muchos factores que intervienen durante una partida: uno puede ser un excelente matemático y calcular un sinfín de variantes pero el oponente puede ser también un rival muy combativo y sacar energía de dónde no la hay. Por eso el ganador no siempre es el más listo ni el más preparado, si no el más fuerte.
No sé si usted ha leído el último libro de Garry Kasparov, “De cómo la vida imita el ajedrez”. He oído hablar de él, pero no lo he leído.

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