viernes, 5 de abril de 2013

El Maestro de Río Cuarto


Al practicar el ajedrez con pasión y dedicación, Leandro Oscar Tobares demostró que la continuidad es un factor esencial para lograr los objetivos manifestados. Con 43 años, uno de los mejores ajedrecistas que otorgó la ciudad de Río Cuarto acaba de ser nombrado Maestro FIDE, honor que le concedió la Federación Internacional al lograr un ELO (rating internacional que valora el nivel de los jugadores de ajedrez) de 2303 puntos, puntaje que se transformó en el segundo más alto conseguido por un ajedrecista de la Asociación de Ajedrez de la provincia de Córdoba.
Pero para llegar a este momento histórico, Tobares recorrió un camino junto al ajedrez que comenzó en 1984, cuando apenas tenía 14 años. “Mi vínculo con el ajedrez se dio por dos cuestiones paralelas. En 1984 participé un torneo intercolegial realizado por la municipalidad y fue mi primer acercamiento a un evento de ajedrez. Apenas sabía mover las piezas y ese torneo comenzó a despertar mi interés. Además, por esa misma época un tío que jugaba al ajedrez tenía en su casa un juego y varios libros que comencé a examinarlos para conocer en profundidad el juego”, sostiene Leandro Tobares al rememorar sus inicios al momento que recuerda que su primer lugar de aprendizaje fue en el Jockey Club que según sus propias palabras era un ajedrez de café con partidas rápidas y mucho humo en la habitación.
Pero para su aprendizaje fue un autodidacta y se las ingenió estratégicamente para enviarle, vía cartas, partidas a su tío quien desde la ciudad de Río Gallegos le respondía con indicaciones y consejos. Era la época que en Río Cuarto la actividad del ajedrez no estaba organizada y para su aprendizaje era necesario el esfuerzo individual.
Y el esfuerzo trae sus resultados. A tan solo cuatro meses de haber comenzado a practicar ajedrez con dedicación pudo vencer en una partida a un jugador de primera categoría. Su vertiginosa evolución en el juego lo depositó en un nivel de segunda categoría y en 1985 se consagró en el Abierto Intercolegial organizado por la municipalidad de Río Cuarto. Era el inicio de una carrera junto al ajedrez que le iba a otorgar grandes satisfacciones.
Desde entonces, Leandro Tobares ha desplegado un rendimiento que sobresale cuando se repasan sus números: alrededor de noventa conquistas en diversas competencias disputadas; participación en los Campeonatos Argentinos de 1994, 1995, 1997 ,2006, 2008 y 2012, de los Continentales de las Américas de 2003, 2005, 2012; en el Magistral de Olavarría de 2005; en el Magistral IRT (International Ranking Tournament) de Pinamar 2012; primer lugar en el Ranking de la Asociación de Ajedrez de la Provincia de Córdoba en el listado de marzo de 2003 con 1703 puntos y Maestro FIDE a partir de 2013.

Un modo de vida
“Mi vinculación con el ajedrez fue creciendo a través de una situación laboral.  De los 17 a los 20 años me alejé un poco de la actividad, pero a finales de 1989, cuando el Círculo de Ajedrez se reestructura consolidando la actividad en la ciudad, me ofrecieron ser profesor de la escuela de ajedrez”, cuenta Leandro Tobares sobre sus inicios en la docencia. 
Pero el ajedrez se transformaría en un modo de vida a partir de 1992 cuando comenzó a trabajar el área de Ajedrez de la Universidad Nacional de Río Cuarto. Empezaría una nueva etapa junto al ajedrez lo que le produciría en Tobares un arraigo más profundo con la disciplina que lo apasiona. Y a la vez lo llevaría a jerarquizar su estilo de juego. “A medida que me fui introduciendo en la docencia fue necesario para seguir adquiriendo más conocimiento con respecto al juego”, dice Tobares. Y agrega: “El ajedrez es una forma de vida. Lo que más me gusta es jugar, enseñar y organizar.”
En su nueva etapa como docente en la Universidad comenzó a proyectar la disciplina en la ciudad. “Al principio trabajamos de manera interna pero cuando el Círculo dejó de funcionar decidimos hacer actividades externas y presentamos un proyecto para hacernos cargo del ajedrez de Río Cuarto. Nos afiliamos a la Federación Provincial y comenzamos a participar”, explica Tobares sobre el resurgimiento de la actividad en la ciudad a través de la institución educativa.
En 1993 se transformó en instructor de ajedrez de la Subsecretaria de Deportes de la Municipalidad de Río Cuarto en donde dicta talleres a personas de todas las edades. Como profesor de ajedrez ha llevado sus enseñanzas a diversas escuelas de la ciudad y la región. “Soy exigente. Trató de convencer a mis alumnos que se trata de una cuestión de esfuerzo. Pero siempre respetando las intenciones de cada uno intento incentivarlos a que jueguen”, dice Tobares al explicar sus características como docente.
Además, lleva adelante programas en donde les enseña a personas con discapacidad y a los internos de la Unidad Penitenciaria Nº 6 de la ciudad de Río Cuarto. Sobre su experiencia laboral en la cárcel local sostiene: “Las personas tienen más interés y tiempo para desarrollar la actividad. Es una disciplina que se adapta a la circunstancias de los internos y logra que tengan un entretenimiento y una mejor calidad de vida”.

Una carrera llena de logros
Desde aquel primer torneo logrado en el Intercolegial de 1985, Leandro Tobares participó en diversas instancias deportivas, tanto de carácter nacional como internacional. En Río Cuarto la consagración le llegó en la temporada 1990/1991 cuando obtuvo por primera vez el Torneo Mayor. Pero según su propio recuerdo por esa época su gran conquista fue el Abierto Nuevo Hogar en 1990. “Fue uno de los torneos más importante que gané porque ahí jugaban todos los mejores jugadores de la época y lo gané con siete puntos de siete posibles”, rememora Tobares.
Desde entonces fue campeón de la ciudad en varias ocasiones y se transformó en el ajedrecista riocuartense más destacado desde principios de la década del noventa. Su gran nivel lo llevó a ser campeón provincial en numerosas oportunidades y a convertirse en el primer tablero de los equipos campeones de la ciudad a nivel provincial y nacional, primero representando al Círculo de Ajedrez y más tarde, al equipo de la Universidad Nacional de Río Cuarto.
Fuente: Revista Contragolpe

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