Mikhail Ivanovich Chigorin llegaba a la octava ronda de Hastings 1895, con la posibilidad, si vencía, de ganar ¡un premio!: un magnífico cuadro donado por el sr. Bradshaw a aquel primer ajedrecista del torneo que fuese capaz de ganar ¡siete partidas!.Y no tuvo que pasar mucho tiempo para conseguirlo.
Su víctima en esta octava rueda fue Joseph Henry Blackburne (10-12-1841/1-9-1924), Gran maestro británico, considerado uno de los mejores jugadores del S. XIX. Y eso que no aprendió a jugar al ajedrez hasta los 19 años, pero sus “dotes naturales” lo situaron muy pronto entre los jugadores de primera fila de su país y en 1868 abandonó sus negocios (n.d.l.r.: ¡qué suerte!) y se consagró al ajedrez como profesional.
La carrera internacional de Blackburne se desplegó a lo largo de ¡52 años!: Desde el Torneo de Londres de 1862 al de San Petersburgo 1914. Siempre estaba en la mitad superior de la clasificaciones y su fiero espíritu de competición y su gran habilidad combinatoria le reportaron el apelativo de la “Muerte negra”.
Angel Jiménez Arteaga
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