Lo cierto es que estuvo siempre bien colocado desde el principio hasta el final de la prueba.
Sus 45 años le terminaron jugando una mala pasada, pero eso no es óbice para prestigiar su 2º puesto final en el torneo, a sólo medio punto de Pillsbury y por delante de la fantástica trilogía formada por Lasker, Tarrasch y Steinitz.
La partida de la undécima ronda que hemos escogido para la crónica de hoy, fue la que le enfrentó a Georg Marco, de Viena, un hombre de considerable estatura y de gran apariencia muscular.
No en vano, Marco, era considerado, atención, ¡el jugador “más fuerte” del mundo!.
Está claro que nos referimos a corpulencia, porque ante el tablero poco pudo demostrarle al gran Chigorin!.
Angel Jiménez Arteaga
http://www.ajedreztenerife.com
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